12 nov 2012

Cuando éramos pequeños teníamos esa facilidad para ser felices. Lo teníamos todo más fácil. No había deberes, no había exámenes, no había complicaciones, cada día nos gustaba alguien diferente y eso era lo más normal del mundo, podías hacer lo que quisieras que la gente solo pensaría que estás jugando...todo era más fácil. Pero vas madurando, te vas haciendo grande y vas creciendo y todo va cambiando. Creemos que todo va a ser igual, pero no. Ser felices ya no es tan fácil.
¿Qué podemos hacer? Seguir, seguir madurando y seguir creciendo. Es lo único que podemos hacer, porque si nos quedáramos igual, ¿de qué serviría? Porque la felicidad no debería ser un camino fácil, sino, un camino con dificultades, bajones, complicaciones...y ese camino es el que nos hace más fuertes y que cuando llegamos a la felicidad, aun es mejor, mejor de lo que creíamos.

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